Hace varios días estuve hablando con uno de mis mejores amigos, y le conte que estaba escribiendo un blog. Despues de mostrarle el mio y contarle de las maravillas que puede hacer por ti el “dejar las cosas fluir”, el empezó a escribir el suyo. Muy pronto escribió una pequeña entrada, de la cual me tomo la libertad de entrecomillar un pedacito para después quienes lean esto (y to mismo en un futuro) sepamos de que estoy hablando.
“Deber. El deber no es facilmente definido. Acaso hemos de pensar en las cosas que debemos, como el dinero, o se refiere a esa intrañable cualidad del ser, que nos llama a un sentido de responsabilidad mayor a cualquier otra cosa? Creo que ambas definiciones son usadas en base a conveniencia...o mas sencillo, en base a lo que le conviene a cada individuo.
Un sentido del deber es facilmente hecho a un lado cuando los problemas nos atacan; es sencillo dejarse ir y ser dominado por nuestros instintos. De supervivencia, de conservacion; de preservacion y de un salto a la accion! Acaso no esta llena nuestra historia personal de eventos en los cuales el pensamiento racional nos abandona, y nos "convertimos" en algo que no somos? Que bien nos mentimos los unos a los otros, pero aun mejores somos para mentirnos a nosotros mismos.”
Esto me hizo recordar muchas de las cosas que he hecho y he dejado de hacer. En muchos aspectos, soy un mentiroso. Durante mucho tiempo me he dejado llevar, y todavía lo hago, por mis sentimientos. Siempre he pensado que el pensamiento racional, aunque bueno, debe de estar por debajo de los sentimientos. Sentimientos de amor, de cariño, de necesidad, todos ellos toman prioridad en mi vida sobre otros que son igual o más importantes. ¿A que viene esto?
Hoy durante clase de Desarrollo Humano, me toco desarrollar el tema de la autorrealización y la trascendencia. Ahora, durante mucho tiempo, una de mis metas en la vida era NO trascender. No dejar huella de ningún tipo en esta vida. Trataba de ocultar fotos o destruía cualquier escrito, poema o historia que había escrito. No hacia blogs o tenia pagina en internet para que , al final de mis días, nadie se acordara de mi. Después de un rato, una amiga me dijo algo tan sencillo, pero tan verdadero. “Hugo” me dijo Bab “es imposible no trascender. El hecho que nos hayamos conocido es ya trascendente. Dejaste huella en mi, y has dejado huella en todos los que te conocemos” Desde ese entonces, y con la ayuda de mi terapia con el psiquiatra, he intentado superarme.
El problema es que aún no se hacia donde voy. A veces me siento como un barco sin timón, que está a la deriva en el altamar. Oh, yo sé que es un cliché usar esa analogía, pero nada llega a ser cliché a menos que sea verdadero. En fin. Sigo buscando mi rumbo, sigo buscando mi ser. Sigo buscando lo que creo merecer. Sigo buscando mi vida, perdida. Años no perdidos –fueron usados de manera poco ortodoxa – que estoy recuperando. Sigo siendo un niño en muchos aspectos. Dice Maslow que las personas que no salen del círculo de sus necesidades básicas están en un estado patológico definido como niñez. Tambien dice que las personas sanas, maduras, se sienten motivadas principalmente por tendencias hacia la autorrealización y por sus capacidades y potencialidades: talento, misión, vocación, destino, conocimiento de sí mismos, tendencia a la unidad, solidaridad, integración, defensa de los valores supremos
Es probable que yo tenga talento (no estoy muy seguro de cuál sea la verdad), y estoy seguro que tenga algún destino (todos tenemos un destino ) pero aún estoy tan clueless sobre mi vocación y conocimiento de mi mismo como un crio de 15 años. Preguntas que debí de haber contestado hace años, siguen en mi mente. ¿Quién soy? ¿A dónde voy? Esas dos preguntas son básicas y yo sin haberlas contestado. Tengo una idea un poco vaga de quien soy. Un hombre joven, soñador, algo muy pervertido, pero con un corazón de oro. ( y de pollo) respetuoso, caballeroso, inteligente. A veces con mucho valor y a veces con nada. Activo y amigable, no puedo estarme quieto. Mi mente necesita estar activa, o me pondré a pensar en las cosas más tristes que puedan pasar. Fui rechazado mucho por las mujeres en mi adolescencia, y no fue sino hasta entrando a la Universidad que empecé a tener pegue (inexplicablemente) con las chicas. Soy flojo y comodín, prefiero evadir una confrontación , pero cuando me colman la paciencia, nada puede detenerme. Me aburro fácilmente y habitualmente dejo las cosas inconclusas, ya sea por comodidad, flojera, o aburricion… y voy a continuar este tema después.
Me voy a dormir, jaja!
